Escuche esta historia por primera
vez en un restaurante de Navacerreda, “El Portillon”, lugar de referencia que
deben visitar si paran a comer en alguna ocasión de sus vidas en este
maravilloso pueblo cargado de vida y anécdotas. En la terraza de este lugar, se
encontraba un visitante habitual de la sierra contando esta bonita leyenda.
Tras mi pequeña investigación, descubrí que algunos la ubican en Guadarrama,
otros en Becerril, y otros –como nuestro narrador improvisado- se apropia de la
misma centrándola en Collado Mediano. Sea como fuere, la historia no muy
antigua, finaliza en un pozo. Para quienes no conozcan esta zona, comentaros
que está rodeada de fincas y chalets particulares dedicadas la mayoría al
descanso estival. Todo sucede en el año 1984 aproximadamente. Eran los tiempos
de la “movida madrileña”, con todo lo que aquello conllevo. En cualquier zona
de España, también en Madrid y alrededores, el mes de Agosto, es sinónimo de
fiesta y disfrute. Nuestra protagonista a la que llamaremos “Laura”, monta en el
Vespino con su novio, para visitar un pueblo de la sierra que ya está en
fiestas. Aquellas defectuosas carreteras de los años 80, provocaron la caída
accidental de la joven pareja, dando muerte a Laura. Consternación en el pueblo
tras el accidente, pues era una pareja joven y muy querida. Pasados los meses,
nuestro enamorado superviviente, tiene un sueño que se repite en varias
ocasiones. La presencia de su novia Laura, que se acerca a él sonriente, y le
susurra al oído; El dinero y las joyas
están en el pozo. Juan, nuestro enamorado despierta sintiendo paz, después
de recibir un beso en la mejilla de su amada. No le da importancia. Pasada la
navidad de aquel año y ya entrada la primavera de 1985, vuelve a tener ese
mismo sueño, y durante ese mismo verano, en su casa de la sierra vuelve a
suceder. Juan extrañado por la repetición constante de este sueño, se arma de
valor, y cuenta la historia a los padres de su novia fallecida. Lejos de ser
rechazado, el padre de Laura, se queda atónito y empieza a atar cabos sobre
historias que pudieran haber sucedido anteriormente en su familia, tanto, que propone
al chico, bajar al pozo seco y vacío, para comprobar que puede haber dentro.
Nunca antes se atrevió a hacerlo. El joven accede y con ayuda del vecino de
la parcela contigua, bajan a Juan para
ver su estado. Cuál es la sorpresa de todos, y en especial la del padre de
Laura, cuando el joven ata a la cuerda del pozo una caja de madera de grandes
dimensiones. Una vez a cubierto, en la casa, abren la misma y descubren tres
hallazgos que tiñen de lágrimas y emoción a los allí presentes. El primero, un
sobre con membrete franquista que contiene dinero de la segunda república, a
continuación, un joyero repleto de joyas pertenecientes a los abuelos de Laura,
y el tercero, un sobre marcado y firmado por Laura cuyo interior contenía un
papel escrito por ella, cuyo destino es su novio donde se lee, “ Juan, Ta
amare, incluso en la eternidad”. El padre Laura, conserva el dinero, las joyas
que creía perdidas de su padres tras la guerra civil y que no encontraban, y Juan,
hoy ya hombre hecho y derecho de nuestros días, la carta de su amada Laura con
aquellas palabras de amor y premonitorias. La saco de su bolsillo mientras
tomaban el aperitivo en una terraza de verano en la sierra madrileña.