viernes, 14 de mayo de 2021

LEYENDA 46 LA DESAPARECIDA CASA DEL DUENDE

Dicen que este lugar mitológico de Madrid se encontraba entre las calles Duque de Liria y Mártires de Alcalá y que servía como vivienda arrendada a los criados y personal del Rey en el siglo XVIII. En el inmueble, se comenta que un grupo de inquilinos apostaban fuertes sumas de dinero cada noche. El juego, y su descontrol sobre sus apuestas les llevó a una acalorada discusión que se interrumpió cuando apareció en escena un ser barbudo de reducido tamaño pidiendo silencio. Una vez superado el susto la discusión siguió adelante. Pero en esta segunda ocasión la trifulca fue interrumpida para siempre por siete enanos con garrotes que les propinaron una dura e inesperada paliza. Los inquilinos huyeron sin volver a por sus pertenencias. Más tarde, la casa fue comprada por la duquesa de Hormazas y poco después de su mudanza se comenzó a extrañar por la desaparición de objetos personales que literalmente se volatilizaban sin dejar rastro. Mientras reprendía al servicio vio como aparecían cinco seres diminutos con las pertenencias robadas en la mano. La marquesa, asustada, abandonó en ese mismo instante el lugar y lo dejó abandonado hasta que pudo endosárselo a un cura de nombre Melchor de Avellaneda. También se encontró con los duendes burlones, que le vacilaban quitándole los hábitos. El clérigo, dejó el lugar a una lavandera sin recursos que servía a una poderosa marquesa. Tras varios incidentes con los duendes y una investigación en serio sobre el terreno, se trató de quemar el lugar maldito al comprobar la supuesta veracidad de los hechos. Después de décadas de abandono, cuando se produjo su demolición, los obreros explicaron que en el sótano se habían encontrado una puerta que daba a una sala donde se encontraban varios seres diminutos y ya decrépitos creando monedas. Algo que corrobora la parte de la leyenda que decía que estos duendes imprimían su propio dinero que distribuían de noche. Lo insólito es que todos los habitantes y visitantes de la vieja casa tuvieron encuentros con esos duendes que habitaron este lugar perdido en el tiempo. A día de hoy, no existe el inmueble, y se comenta que el cineasta Madrileño Edgar Neville se inspiró en esta historia para crear su película de 1947, la torre de los siete jorobados.