La
leyenda de la que vamos a hablar hoy, se sostiene sobre el palacio del Infante
don Luis. Es un edificio situado en el casco urbano del municipio de Boadilla
del Monte construido en 1765 por Ventura Rodríguez, uno de los arquitectos más
prolíficos y destacados del siglo XVIII español, quien concibió así una de las
obras más importantes del neoclasicismo madrileño. Además del edificio
propiamente dicho, el palacio integra una zona muy extensa ajardinada y agreste.
Responde a una iniciativa del infante Luis Antonio de Borbón y Farnesio, el menor de los hijos varones del rey Felipe V y hermano de Carlos III, que se hizo con el señorío de Boadilla en 1761, aprovechando las
dificultades económicas por las que atravesaba Josefa Micaela de Mirabal, III marquesa de Mirabal, a quien estaba adscrita la zona. Actualmente se alza sobre el
antiguo palacio de las Dos Torres, residencia del citado marquesado, que quedó integrado en la estructura a
partir de un diseño de Ventura Rodríguez realizado en 1763. Las obras se ejecutaron a un ritmo muy rápido,
quedando el edificio prácticamente concluido en 1765, como así figura en una lápida conmemorativa del fin de la construcción,
colocada en la fachada principal.
En este lugar vivió el infante desde 1765 hasta 1776,
año de su matrimonio morganático con María Teresa de Vallabriga, tras el cual se trasladó al palacio de la Mosquera, en Arenas de San Pedro, Avila. Entre sus moradores figuró el músico Luigi
Boccherini, que estuvo bajo la protección del infante durante su
estancia en España. Hasta ahora el
palacio ha sido objeto de varias restauraciones, entre las que destacan las
emprendidas en 1944, en 1973, en 2006 y en 2014. También ha sido escenario de
algunas escenas de la película Los
fantasmas de Goya de Miloš Forman,
estrenada en 2006. Pero, ¿porque este lugar es leyenda, que destaca sobre toda
la historia vivida y escrita? Se encuentran los restos de la Condesa de
Chinchón. Pero también se habla de Osarios milenarios en sus hallazgos
arqueológicos. Fue utilizado como hospital en la guerra civil española.
Infinidad de anomalías se suceden, y dicen que por este motivo se producen
fenómenos paranormales. Las luces en mitad de la noche se encienden con
detectores de presencia que notan movimiento estando vacio. Por sus grandes
ventanales se aprecia una figura, no sabemos si es la condesa, pero si cerca de su sepulcro se puede ver. Su
habitación precisamente está cargada de energía, y se puede apreciar de la
estatura de un niño el movimiento de sombras. Diversas psicofonías cierran este
círculo cargado de energía, aun por descubrir para los madrileños y los
forasteros interesados en este tipo de fenómenos.
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