En muy
pocos metros a la redonda, la capital Madrileña cuenta con la presencia de la
de figura cuatro leones que están cargados de leyenda. La señá Cibeles tiene 2,
y muy cerca de éstos, se encuentran los que custodian la entrada al congreso de
los disputados.
Los leones del congreso
El primer
encargo de estas estatuas se hizo al escultor Ponciano Ponzano y Gascón, autor
del frontispicio del Congreso. Por falta de recursos, dada la malísima
situación económica, Ponciano hizo una obra de yeso pintado imitando al bronce.
Los leones se colocaron en el año 1851 por primera vez con una gran expectación,
pero al cabo de un año, por condiciones meteorológicas, los leones presentaban
un estado nefasto, y comenzaron las críticas de ciudadanos y prensa hasta el
punto de que se optó por encargar otras esculturas con materiales más nobles y
duraderos. La segunda pareja de leones se encargó a Ponciano, pero como dio un
presupuesto muy elevado se hizo un nuevo encargo al escultor José Bellver y Collazos,
que diseñó dos leones de piedra pequeños, se comentaba en la época que parecían
más perros rabiosos que fieros félidos, y nuevamente las esculturas se
retiraron a causa de las protestas. Actualmente, se encuentran en los Jardines
de Monforte en Valencia. La dirección del tercer proyecto volvió a recaer sobre
Ponciano Ponzano en 1860, el Ejército español consiguió una gran victoria en
la batalla de Wad-Ras, en la Guerra de África, tomándose
unos cañones al enemigo. Tales cañones se entregaron a Ponciano para hacer los
leones del Congreso, fueron fundidos en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla y
fueron terminados con el agrado y alabanza del populacho, hubo un grupo de
diputados que empezó a criticar el origen militar y guerrero del bronce,
argumentando que no podían representar al congreso dos figuras realizadas con
material de guerra, llegándose a hablar incluso de su destrucción, pero en 1872
se zanjó el debate y se colocaron en el lugar que ocupan en la actualidad. Ahora,
vamos con la leyenda… Cibeles, si, la misma que tiene dos leones que tiran de
su cuadriga, amaba a un joven llamado Hipónemes, y Zeus dios de todos los
dioses, no permitía que está anduvieran tras de él. Zeus quería a Cibeles para
sí mismo. Hipónemes era marido de Atalanta. Zeus celoso, convirtió a los
jóvenes en leones y Cibeles los acogió. Fíjate en un detalle, los leones miran
uno a cada lado sin poder verse entre ellos mismos, fue castigo de Zeus. El situado
a la izquierda está mirando hacia las escaleras del Congreso es el de mayor
peso, 2668 kilogramos, Hipónemes. Tiene testículos, el de la derecha, Atalanta,
2219 kilogramos. Se prevé que es la joven fémina. Lo mismo le pasa a los
leones de Cibeles. En 1985, fueron restaurados, siendo bajados por primera vez
de sus pedestales.