Viajamos al siglo XVIII. La iglesia
de San Cayetano, fundada por los sacerdotes Teatinos, fue inaugurada en
1761. La calle embajadores estaba de estreno. A Madrid llegaba pescado
salado desde Alicante y Bilbao, empezaron a transitar los primeros taxis
tirados por mulas, y finalmente, las medidas de salubridad fueron tomadas
durante los primeros años del reinado de Carlos III, que se convirtió en rey de
España en 1759. El tema de las basuras fue resuelto ordenando la construcción
de cañerías y fosas sépticas en cada casa. El grueso de las medidas está
dedicado a la construcción de aceras y a las obras del nuevo empedrado. El
Alcalde bueno y Rey Carlos III, se volcó con la ciudad. En aquel Madrid, en
aquella época, existía la denominada Plaza de los Salvajes actualmente Plaza del
Conde de Miranda. Una mujer transitaba a diario la zona y era famosa porque Elaboraba
biblias a mano y decía que tenían propiedades milagrosas. Era también época de catolicismo y creencias firmes por lo
que tener un motivo religioso exclusivo y de valor tangible se podía convertir
en locura. Los que compraban esas biblias debían tenerlas en sus manos y pedir
un deseo que, posteriormente, se haría realidad. Al mismo tiempo, dato curioso
y a tener en cuenta, comenzaron a desaparecer bebes y niños de la plaza y
calles aledañas. Madres desesperadas comenzaron a unirse y organizarse por la pérdida
de sus hijos y denunciaron esta situación a las autoridades locales. Las
biblias de aquella mujer se hicieron completamente virales en la época en Madrid
y fuera de la capital. Un determinado día, aquella mujer fue detenida por la
mismísima Inquisición por que se sospechaba, que la tapa de las biblias estaban
elaboradas con piel humana y no el cuero que se utilizaba habitualmente. La
mujer desapareció, nunca más se supo de ella y de su paradero y las famosas
Biblias perdieron su poder y su macabro encanto.