Alfonso X de
Castilla, llamado «el Sabio» nació en Toledo, 23 de noviembre de 1221 y murió
Sevilla, 4 de abril de 1284. Fue rey de la Corona de Castilla y de los demás
reinos con los que se intitulaba entre 1252 y 1284. A la muerte de su padre, Fernando
III «el Santo», reanudó la ofensiva contra los musulmanes, y ocupó Jerez
(1253), arrasó Salé, el puerto de Rabat (1260) y conquistó Cádiz (1262). En
1264, tuvo que hacer frente a una importante revuelta de los mudéjares de
Murcia y del valle del Guadalquivir. Como hijo de Beatriz de Suabia, aspiró al
trono del Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que dedicó más de la
mitad de su reinado sin obtener éxito alguno. Los últimos años de su reinado
fueron especialmente sombríos, debido al conflicto sucesorio provocado por la
muerte prematura de su primogénito, Fernando de la Cerda, y la minoría de edad
de sus hijos, lo que desembocó en la rebelión abierta de su hijo el infante
Sancho y gran parte de la nobleza y las ciudades del reino. Alfonso murió en
Sevilla durante el transcurso de esta revuelta, habiendo desheredado a su hijo
Sancho. En cuanto a aspectos administrativos llevó a cabo una activa y
beneficiosa política económica, reformando la moneda y la hacienda, concediendo
numerosas ferias y reconociendo al Honrado Concejo de la Mesta. En su estancia
en Madrid, y durante toda su vida tuvo problemas para encintar una mujer que
satisficiera sus deseos. Entre candidatas y rechazos mantuvo varios amoríos
secretos quedándose prendado de una bella joven con un pelo rubio, largo y
precioso. La casa de esta joven estaba situada cerca del Alcázar Real por lo que muchos de los vecinos ya conocían
su secreto. María Dalanda así se llamaba esta amante en todas las fiestas y
encuentros lucia ese lazo rojo de seda, hasta una noche que no lo llevo. Al día
siguiente el rey mando a uno de sus espías a vigilar la casa de su amante, y
esa persona de confianza de palacio confirmo lo que el monarca se esperaba,
María enamoriscada de otro joven. El rey Alfonso llevado por la ira dio
instrucciones de aniquilar por completo a este joven que apareció muerto cerca
de la casa de María Dalanda, al lado de él, ensangrentado, el lazo rojo que “El
Sabio” regalo a su amada. Desde entonces esa calle se llama la calle del lazo.
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